La artista venezolana ha utilizado el arte con fines terapéuticos
La fuerza del “color puro”, la expresión del trazo libre y la libertad de las formas orgánicas son singularidades del trabajo de la artista gráfica Yellice Rodríguez Ces (Caracas, 1975). Una obra resultado de la influencia de artistas como Miró, Dalí, Goya, Armando Reverón o Torres García y que nos acerca la luz y el calor latinoamericano.
En Galicia, hay pocas mujeres que se dedican a la serigrafía, y menos a la serigrafía artística tal vez “porque tradicionalmente la gráfica se asociaba a la imprenta, y esto a su vez a la industria, a la máquina y al mundo masculino”, explica. Pero Yellice es una de ellas, porque las artes gráficas se le metieron en vena y es con los punzones que deja su alma en cada línea grabada e impresa.
Pregunta.- Dedicarse a las artes gráficas es una vocación poco común ¿cómo fueron sus inicios?
Respuesta.- Pues en [el Instituto] Armando Reverón en el primer año es un ciclo básico, y los cuatro años restantes de la carrera son para estudiar la especialidad, así que tienes un año para elegir. Yo quería saber cómo Goya hacía sus grabados, esa fue la intriga, cómo hacía sus aguadas y sus aguafuertes. Así que fue en la facultad de Bellas Artes donde tuve el primer contacto directo con el grabado (linóleo, xilogafía, punta seca, colagraf o matérico), con la gráfica y la estampación. Y así comenzó la “locura”.
P.- ¿Qué significan las artes gráficas para usted?
R.- Bueno... que a mí se me metió en vena. Cuando tuve que elegir la especialidad, yo estaba entre pintura y gráfica [y] tuve que poner en una balanza qué me podría reportar más en el futuro. En aquel momento vi que tenía mayores posibilidades de trabajar y expresarme dedicándome a la gráfica; vi un abanico más amplio, ya que podía trabajar y combinar la pintura, el dibujo, la fotografía y el volumen.
El proceso de reproducción, en la gráfica, aunque sea copia, son originales, porque tú lo has ejecutado a mano, le has dado tu impronta, le has dado tu fuerza, sigue teniendo el alma de un original. En serigrafía, puede parecer más mecánico, pero es que a la hora de sacar los colores lo haces a mano, los mezclas y ahí pones tu alma, ejerces tu propia fuerza para imprimir, dejas tu propia esencia. Es la prolongación de uno mismo.
P.- ¿ Por qué se mudó de Caracas a la ciudad de Vigo?
R.- Mi familia es gallega, mi sangre es gallega, mis padres emigraron para Venezuela y por causalidades de la vida nací allá, en Caracas; a los cuatro años volvimos a Vigo.
Años más tarde, mi tío que vacacionaba aquí, me invitó a Caracas. Así que cuando tuve la oportunidad de volver, aproveché y fui a Venezuela, hace casi trece años... Yo tengo todos los recuerdos de allá, los olores, los colores, la luz. En cierto modo yo nunca dejé de ser venezolana, aunque mi sangre es gallega. Mi tío también me ofreció estudiar lo que me gustara, así que me presenté y aprobé el examen de acceso a la Reverón.
En el 2002, tuve que salir de Caracas, dejé los estudios incompletos, porque mi padre estaba enfermo, la situación de Venezuela empezó a estar difícil. Desde entonces, vivo aquí en Galicia.
P.- Y desde entonces, ¿ya no ha vuelto?
R.- Sí, fui de vacaciones hace cinco años. En Caracas no pude estar todo el tiempo para ver como estaba la situación con Chávez, pero lo poco que estuve, el ambiente se respiraba triste, a la gente le faltaba esa chispa al caminar, le faltaba esa alegría, ese swing que tenían. No sé ahora... espero que estén mejor.
P.- ¿Qué artistas, corrientes o movimientos considera que le han influido?
R.- Ya estando aquí, te puedo decir a Miró, a Dalí… Goya para mí es el primero, la mayoría son europeos. De artistas latinoamericanos te puedo mencionar a Armando Reberón, por la afinidad que tengo con él, y a Torres García. Aunque a lo mejor no me ha influenciado mucho su trabajo, los admiro y me fascinan son a Carlos Cruz Diez y Jesús Soto, porque trabajan el movimiento.
Los grabadores latinoamericanos son buenísimos, tanto México, como Brasil me recuerdan a la talla del grabado gallego y portugués; tienen esa base, Cuba, Colombia y Venezuela trabajan mucho el color en el grabado, en Europa eso se ve poco, ahora empieza a usarse. A mí lo que me llamó la atención del grabado latinoamericano fue el color y la fuerza de la talla... No es que se arriesguen con el color, es que es su día a día.
P.- ¿Cree que la fusión de la cultura venezolana y la gallega se manifiesta en sus trabajos?
R.- Sí, puede que en el momento de hacerlo no sea consciente, pero una vez el trabajo está terminado es cuando me doy cuenta. Allá, recuerdo que trabajaba los colores matizándolos con los grises; y en cambio, estando aquí, he trabajado mucho más el color, el color puro, [por la necesidad] de tener la luz de allá, volver a tener esos colores. Los sacaba para que la gente viese que lo que hay aquí no es lo único que existe.
P.- ¿Cómo influye en el público el colorido de su obra?
R.- A la gente de aquí le choca mucho, como quien dice le hace daño a la vista. Pero, cuando es gente de Latinoamérica o de la zona del Caribe quien ve mi obra, simplemente les gusta y me dicen que les recuerda a la luz, o a las flores de su país. Es entonces cuando te das cuenta de que has traído algo de allá y que provocas una reacción en el espectador; ya sea positiva o negativa, siempre es buena.
P.- ¿Cree que el arte puede ser un instrumento para mejorar la sociedad? ?
R.-Yo sí lo creería si desde pequeños hubiese una educación en el arte, la gente sería más sensible, aceptaría más fácil los cambios. Y aceptaría la influencia que ejerce en nosotros todo aquello que vemos.
P.- Ha utilizado el arte con fines terapéuticos, ¿nos podría contar un poco sobre esta experiencia?
R.- Estuve trabajando cuatro años en un centro ocupacional. Era un centro de personas con parálisis cerebral, daño cerebral adquirido, discapacidad motriz e intelectual. Aunque [mi taller] era específico en serigrafía, trabajábamos distintas expresiones plásticas; pintura, collage, grabado, ensamblajes. La cuestión era que ellos se expresaran mediante la plástica; podían hacer figurativo, expresionista, gestual. No pretendía imponerles una técnica y que la realizaran tal cual. Les proporcionaba el material y las herramientas para que ellos se expresaran e hicieran lo que les gustara.
Cuando era trabajo o temática libre y no tenían que hacer algún pedido, aquello era increíble, se explayaban, mezclaban los colores, a ellos les encantaba [aunque] muchos de ellos se frustraban cuando no les salían las cosas. Entonces les explicaba que cada uno de ellos “tenía su propio movimiento y su propia expresión”.
P.- Su obra más reciente tiene mucha fuerza, en cuanto a colorido, texturas y firmeza en el trazo, ¿cuál es el discurso de su producción artística?
R.- Pretendo que guste, cuando lo hago no pienso en qué va a transmitir a las personas. Sale... sale sin pensar. En ocasiones me detengo e intento que sea entendible; es expresión, no soy consciente de lo que pasa a mi alrededor. Me importa sentirme cómoda mientras trabajo y satisfecha con el resultado final. Y si mi trabajo gusta, ya es el premio mayor; y si se vende, como dicen por ahí, es el milagro.
P.- ¿En qué se basa el colectivo “Sol Poniente” al que pertenece?
R.- Somos tres integrantes, Olalla, Alicia y yo, que nos conocimos en el ciclo de serigrafía artística de la escuela de oficios de Vigo; nuestro profesor Nelson [Nelson Villalobos], nos animó a que formáramos un grupo, para trabajar y exponer juntas. Al trabajar en equipo, al conversar e intercambiar ideas, obtienes mayor información que una persona sola. Durante los primeros dos años nos estuvimos juntando un día a la semana, para sacar algún tema, desarrollarlo, trabajar o preparar algún proyecto. Ahora estamos más en plan libre. Cada una está más concentrada en sus propias cosas. También estamos actualizando nuestro blog. La idea es seguir con el colectivo.
Lo llamamos así “Sol poniente” porque, cuando buscábamos cómo llamar al colectivo, comenzamos a hablar sobre la cultura oriental, con la que todas nos identificamos. Si en Japón es el sol naciente, por contraste aquí en Galicia es el sol poniente, la oposición, así que nos pareció un buen nombre.
P.- ¿Y cómo surgió el blog del EMAO de la escuela de serigrafía?
R.- La mayoría de la gente que empezó a hacer serigrafía no sabía lo que era la serigrafía artística, tenían dudas sobre la disciplina. No había un registro de lo que se hacía en el taller. Así que les propuse hacer un blog que sirviese como plataforma de investigación, un foro para mostrar los trabajos que hacen y, además, que la actualización del blog sirva de pretexto para que los participantes del taller se impliquen más. También para hacer ruido en la ciudad, para dar a conocer la escuela.
P.- ¿En qué otros proyectos está trabajando ahora?
R.- Estoy haciendo unos cuadernillo, cosidos a manos, y las tapas son grabados a plancha perdida una técnica en linóleo.
P.- ¿Cómo y dónde se ve en el futuro?
R.- ¿Dónde? Donde me encuentre a gusto y cómoda. ¿Cómo? Lo mismo, a gusto y cómoda, haciendo lo que me gusta y comunicando.
Entrevista por: Augusto Metztli
Edición de: Deborah Castro
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