Ciudadano del mundo

Colaboración en Imágenes que narran el proceso migratorio con color y textura, hechos por artistas que lo han vivido en primer persona.


Arrancarse de raíz


Hablar de migración siempre es complicado, pero cuando se trata de la experiencia vivida en primera persona uno tiene la sensación de caminar sobre terreno resbaladizo y de no saber cómo medir con objetividad el proceso y sobre todo las consecuencias, resultados y cambios producidos a raíz del viaje.

Una vez que tomas la decisión ya no hay vuelta atrás. Es imposible imaginar a qué te vas a enfrentar, qué te vas a encontrar; ni siquiera te planteas si estás haciendo lo correcto o si llegará el momento -y siempre llega- del arrepentimiento. Dejas atrás la vida que has construido y los vínculos que has ido tejiendo pacientemente durante años; cambias todo lo que tienes por un abismo de incertidumbre. Ese puñado de tierra que sujetabas con fuerza entre tus manos y que era todo lo que tenías se escapa de pronto. Todo por ir detrás de la esperanza de una vida mejor. Emigrar es quizás lo más parecido a la irracionalidad del amor.

Nunca te vas del todo, pero tampoco te acabas de integrar por completo. Acabas viviendo en una especie de limbo y con la maleta a medio hacer, sabiendo que si fuera necesario te volverías a ir porque una vez que has arrancado tu vida de raíz para llevártela a otra parte el sentimiento de pertenencia y el arraigo desaparecen para siempre.

Hace media vida vivía en otro país del que me fui sin mirar atrás, como quien huye de un perro rabioso, y llegué a esto que llaman el primer mundo. Los primeros cinco años viví en un lugar en el que han convivido durante siglos todo tipo de dioses, un lugar al que llamaba -no sin razón- el país de las lluvias perpetuas. Una tierra dura y un mar arisco, un espacio al que amo y odio por igual. Yo venía del trópico, del Caribe, de la explosión continua de colores, de la exuberante vegetación, del prodigio de la vida y la muerte en todas partes y a todas horas, de las sonrisas y el contacto carnal espontáneo como una forma más de comunicación. El primer invierno fue brutal, casi insoportable. Y el segundo. Y el tercero. El cuarto también. Y el quinto. Nadie sobrevive a los inviernos gallegos sin perder un poco el juicio.

Cambié la Ría de Arousa, en Galicia, por el Vallès Oriental, en Barcelona. Y aquí sigo, respirando con ansia el Mediterráneo.

Aún hoy en día, veinte años después de aquel naufragio por decisión propia, se sigue obrando el milagro. A veces, una tarde ventosa de otoño salgo a la calle y percibo esa luz, ese azul. Por un momento, a pesar de la falta de exotismo y la ausencia de aquellos verdes imposibles pienso en otras latitudes, casi me transporto sin darme cuenta a un lugar que cada vez me es más difícil de recordar. La mente suele ser así de vaga e irrespetuosa con nuestras sensibilidades; somos seres sin voluntad que obedecen los dictados de una mente caprichosa y antipática.

Mi padre, durante los delirios provocados por la morfina, regresaba a Venezuela, el país en el que consiguió dejar atrás la miseria y el barro. Allí murió, a pesar de estar prisionero en una cama a miles de kilómetros, más allá del océano. Así es el ser humano.

No existe una patria, no pertenecemos a ninguna parte. Solo hay lugares en los que se dan las condiciones necesarias para crecer como personas y en los que rozamos la felicidad. De una manera u otra, siempre volvemos a ellos.  

Fernando Prado




La morriña del Hornero

El primer vuelo del Hornero, acuarela y lápiz de color sobre papel, 22x32 cm Año 2013, Erica T Fresco

Una persona puede construir su casa en donde quiera, en cualquier lugar o en cualquier cultura. Pero creo que la identidad no está necesariamente ligada al ‘habitar’ físico. Nuestro cuerpo es el lugar que habitamos, el espacio que amueblamos y en el cual construimos la estructura que conforma nuestra identidad: el ser. Distingo entre el ser y el estar como el ‘yo interno’ y el ‘yo externo’. El ser que formo en mi interior y el que conformo en el exterior dependiendo de la sociedad en la que está desarrollándose. Así que creo que lo interno es la esencia de cada unx y es ésta la que define a cada ser singular y particular para poder enfrentarse al mundo en general.

Cuando una persona emigra, siente que su personalidad se transforma y va mutando en costumbres de otra cultura. Ya no puede practicar ciertas costumbres de su cultura de origen porque lo cierto es que ya no tiene con quien compartirlas. Así que debe aprender las que se dan en su destino para poder integrarse en una comunidad en la cual no ha nacido, no se ha desarrollado ni ha “mamado”. O también, como hago yo en mi caso, tratar de buscar semejanzas entre ambas culturas y trazar líneas para crear vínculos entre lo nuevo que se presenta y lo ya aprendido para aprender que existe otra realidad paralela a la nuestra y poder aceptarla para integrarla dentro de la mía.

Cuando llegué a Buenos Aires , enseguida me interesé por un pájaro al que llaman Hornero, ave que no migra y que es aceptada por el hombre, no se ve como intrusa, sino como residente, como una más. Representa el deseo de sentirse así en el destino elegido para vivir. Con él me identifico, pero mi personalidad se transforma en colores para aprender a ver las cosas de otro modo.

En la ilustración todavía no he salido de mi nido de barro por miedo al rechazo de la sociedad en la que deseo incursionarme. Esto le pasa a mucha gente que emigra y siente un rechazo a dejar sus raíces y crear una nuevas para su árbol de la morriña: el sauce llorón, el árbol más melancólico, manso y silencioso que he visto jamás, a pesar de estar en movimiento continuo. Una imagen del hórreo típico de Galicia representa el recuerdo que dejé bien guardado y seguro dentro del mismo, que deja entrever mis raíces; mi sangre, mi gente a la que tengo tan presente allá a donde vaya y que me hace sentir que estoy más cerca de ellos a través de ese vivo recuerdo.

El primer vuelo de un Hornero seguramente sea melancólico y sienta un rechazo hacia esta nueva realidad en la que debe incursionarse. Para alguien que nunca había pensado en emigrar, es todo un desafío.


Estudié Bellas Artes en Pontevedra, en la actualidad vivo y estudio Diseño Gráfico para ampliar mi lenguaje comunicativo en Buenos Aires, Argentina.

Erica T Fresco





Migrar. Emigrar. Inmigrar / Volar. Marchar. / Temer.


Migraciones, Ilustración, Patossa 

Migrar. Emigrar. Inmigrar.
Volar. Marchar.
Temer.

La vida es presente y pequeña. Y mi casa. La geografía es circunstancial y asimétrica; lo que habitas, donde pisas, corres, te arrastras, compras habas y uvas. Las risas, los brindis, los bailes íntimos, los pasos descalzos, las caricias, los abismos, ese todo imprescindible, sucede en casa, en ese pequeño hatillo que late en cada aliento, que te da la sangre y te la quita.

De aquí hacia allí. De repente, y en tu casa, alguien desde afuera te solicita el pasaporte. Los pasaportes son fronteras de papel con cuños oficiales, piensas. Esa foto no te hace justicia, te la hiciste con sueño.
Pase usted.
Usted no.


Patossa es una suma de diferentes disciplinas artísticas: estudió Bellas Artes en la Facultad de Sant Carles de la Universitat Politècnica de València y Arte Dramático en Escola de Teatre Escalante. Su lucha diaria es la de no estancarse en sus lenguajes, la del juego con el papel en blanco, las ideas, los conceptos, las formas, los colores, las manchas y los errores. Combina lo digital con lo más puramente artesano, dentro de su versatilidad de lenguajes: el mundo es demasiado amplio como para ceñirse a una única manera de comunicar y/o expresar. Ha intervenido como actriz, creadora plástica, ilustradora y escritora y co-directora con las compañías L'Horta Teatre, Gòrmic Espectacles y Maduixa Teatre.

Actualmente trabaja como ilustradora freelance, aunque su intención no es la de limitarse y está explorando en el mundo de la animación.

Patossa




Grupo


Grupos, esculturas de madera pintadas, pequeño formato, J.de la Rosa

"Llegué a estas tierras mojado, con frío y con clavos oxidados esperando que el sol me seque y me dé otra oportunidad".



Javier Pérez de la Rosa. Licenciado en Bellas Artes en Santa Isabel de Hungría. Actualmente vive en A Coruña y es director de arte en el estudio de comunicación Milicia Gráfica. Ha trabajado como ilustrador y diseñador gráfico para compañías discográficas como BMG, EMI, WARNER o UNIVERSAL, realizando portadas de discos para Ketama, E. Morente, Manu Chao o Antonio Vega entre otros muchos artistas. Ha participado en innumerables exposiciones individuales y colectivas y en 1997 fue galardonado con el primer premio de la bienal de Jóvenes Artistas del Mediterráneo.

J.de la Rosa





Raíces
 
Raíces, lápiz y acuarela sobre papel academia fabriano, 35 x 50cm.Olalla Fl


Nací en Vigo, Galicia en 1984. Sigo viviendo en esta ciudad y a este ritmo con suerte y esfuerzo seguiré en ella...

Estudié Bellas Artes en la facultad de Pontevedra, especializándome en Dibujo. De los cursos que he podido asistir resalto el de "Revelación do lugar. Arte e Medio Ambiente" y un ciclo formativo de Serigrafía Artística en la EMAO de Vigo.

Ahora formo parte de un grupo que llamamos "Sol Poniente" y con el cual me he atrevido a exponer lo que hago.

Realmente creo que el ser humano se limita así mismo mentalmente, emocionalmente y territorialmente. Creo que las barreras que se ponen de un lugar a otro no son más que las limitaciones de la humanidad para abrirse y aprender lo que la persona de al lado te pueda aportar, y que utilizan el miedo para crear estas fronteras. Por ello la ilustración que aquí te envío es un tanto un mensaje positivo, sobre no olvidar las raíces y lo que esto te ha enseñado y como se pueden plantar en otro lugar para que crezca algo nuevo, diferente y sincero haciendo crecer el árbol de la sabiduría.

Mi pasión es el dibujo y a través de él intento entender y disfrutar de esos pequeños detalles que el mundo nos ofrece día a día y que transforman la vida.

Olalla Fl

Tú vienes del desierto, yo vengo del mar

Tú vienes del desierto, yo vengo del mar, óleo sobre papel. Marthazul

"Es la única pintura que tengo dedicada al tema de la migración, pero desde un punto de vista diferente. Se trata de ver al migrante en 2ª persona, de recibirlo, de acogerlo y cuidarlo para adaptarse de la mejor manera a su nuevo entorno, desconocido para él en muchos aspectos, como lo sería para cualquiera de aquí o de allá al instalarse a un trozo de mundo desconocido.

Es un puro contraste de adaptaciones a costumbres completamente diferentes. Es aprender a ver con los ojos del otro lo que aparentemente era tuyo de siempre. Son orígenes distintos, pero unidos por algo mucho más grande que todos esos distanciamientos juntos. Es un nuevo mundo, es la ilusión de unir un desierto con un mar. Algo físicamente imposible, pero real gracias al conjuro de unos pinceles inquietos.

El cactus está solo, espinado y desamparado en la orilla del mar, con algunas piedras  que lo pretendieron perseguir rodando en su camino. No es un cactus cualquiera, es el nopal, que curiosamente regula el azúcar (eso sí, libre de espinas).

Y  una trenza resurge del mar, entre verdes, azules, y morados, y lo amarra con fuerza, silencio, y firmeza, como un marinero a su gamela para poder faenar cuando la luna se vaya a descansar. La fuerza de un elemento tan delicado como el cabello hace que se unan dos mundos aparentemente imposibles. De esa magia surge una fiesta en cielo, una nube de sueños de mil colores..."


Marthazul, pintora.


“Hablan de los desplazamientos, el extrañamiento que produce el viaje y salir de la zona de comfort. Hablan de la migración en su lado más introspectivo”

 
In Situ, Cold laminate polychrome print. Marina Damiana Costanzo Pesce


 
 Sede Marina, Cold laminate polychrome print. Marina Damiana Costanzo Pesce

 
Roma, Cold laminate polychrome print. Marina Damiana Costanzo Pesce


Diseñadora nacida en Roma, Italia, con 9 intensos años de experiencia en diferentes áreas de la comunicación visual como son la dirección creativa, el diseño gráfico, la imagen corporativa, el diseño textil, comunicación y capacitación para organizaciones, la comunicación social, la señalética y diseño visual para empresas e instituciones de servicios.

Su educación continua incluye los siguientes estudios realizados en Roma, Italia : Master en “Gestione della Comunicazione e Segnaletica in Istituzioni di Servizio”, el Posgrado en “Tecniche Direttive Aziendali: Gestione e Management del Design nelle Imprese” y el Diplomado en “Innovazione e Trasferimento della Tecnologia” en las sedes de Trento y Venecia.

Directora y fundadora de Polux® donde realiza consultoría y desarrollo de diseño visual. Ha colaborado para Studio Martino5 (Roma, Italia) en la planeación, y desarrollo de la comunicación gráfica. Ha realizado campañas de comunicación social para diferentes municipios del país. Ha impartido cátedra de “Expresión Gráfica”, “Fundamentos del Diseño” y “Diseño Gráfico” en el Tecnológico de Monterrey. Ha trabajado para empresas como Marinela y Grupo Bimbo, desarrollando proyectos de imagen corporativa y dirección de arte para comunicación organizacional. Así mismo, Marina ha creado más de 200 diseños para la industria textil que se encuentran en el mercado nacional.

Actualmente reside en la ciudad de Guadalajara, México. 


Marina Damiana Costanzo Pesce



Caiuco, fame e migración


Caiuco, fame e migración, fotografía. Xacobe Méledrez Fassbender


Nací en Tegucigalpa, Honduras, en 1963. Mi madre es peruana y mi padre era gallego. En 1965 nos volvimos a Galicia que fue el paisaje que marcó mi vida; soy gallego nacido en la emigración, de padres, de abuelos... emigrantes, como tantos de mi generación, nacidos en Alemania, Francia, Estados Unidos de Norteamérica, Venezuela... y es que la historia de la humanidad es una historia de mestizaje.

Fue mi abuelo, emigrante alemán al Perú después de la primera guerra mundial, el que me metió en el mundo de la fotografía cuando me regaló una de sus cámaras antiguas y empezó a pagarme los primeros carretes; tenía yo 11 años.

Suelo utilizar la fotografía como expresión de inquietudes personales, que intenta motivar reacciones reflexivas en el espectador.



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